Este excelente álbum de nuestro tándem de autores vuelve a maravillarnos por la genialidad de la idea central. Astérix logra ganar todas las pruebas sin ayuda de la poción mágica. Sin duda, la astucia es una constante en Astérix.
Entre la picaresca de los romanos y su trama a la «road-movie», los álbumes de Astérix nos han gratificado desde el principio (o casi) con innumerables viajes llenos de sorpresas. Y así es en esta nueva aventura, pero con una variante que la hace destacarse del resto: en esta ocasión, todos los habitantes de la aldea viajarán a Grecia para conseguir las medallas. Por ello, esta historia hace saltar a la palestra personajes hasta entonces secundarios, como Edadepiédrix que nos revela aquí su lado totalmente desenfrenado.
Y tras haber asistido a las primicias del rugby en Astérix en Bretaña, descubrimos asimismo, gracias a un testimonio hilarante, que ya existían «prácticas poco recomendables» en el deporte por aquel año 52 a. C.