Adaptar al formato de novela gráfica una de las obras clásicas de la literatura universal supone un desafío al alcance de pocos. Por eso, no es de extrañar que haya sido Joann Sfar, uno de los autores de cómic más renombrados de Francia, el autor elegido para adaptar El Principito a este nuevo lenguaje visual. El resultado es un libro que mantiene intactas la magia y la poesía de la obra original, subraya su misterio y añade un nuevo protagonista, el propio Saint-Exupéry, que toma cuerpo por primera vez en esta historia llena de belleza, emoción y melancolía. El texto original permanece prácticamente intacto, pero el conjunto adquiere un ritmo nuevo y fascinante, acorde con un lenguaje formalmente distinto.
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días.
La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:
—Por favor…, ¡dibújame un cordero!